Pero el PL
D sin lugar a dudas tendrá que abocarse a
una verdadera revisión de su táctica y estrategia que ha puesto en
práctica en los últimos años, tomando en cuenta siempre su base
ideológica y programática la que ha sido olvidada y relegada a un
segundo plano permitiendo la burocratización de sus principales figuras
enquistadas en las altas instancias del poder.
Ahora es el tiempo de empoderar a la militancia y a
los cuadros barriales para que sean éstos los que lleven la delantera
en relación a las soluciones concretas de las comunidades, barrios y
ciudades donde existan demandas sociales y económicas.
En los últimos años el PLD se ha olvidado de sus
dirigentes medios haciendo que éstos muchas veces sean vistos por la
sociedad como dirigentes sin poder para resolver el mínimo problema que
se presente en un determinado radio de acción donde residan seres
humanos.
Juan Bosch creó un partido que esté en capacidad y
disposición en cada momento histórico, de entrar en contacto directo
con la sociedad, especialmente con los que necesitan la mano amiga, los
que carecen de salud, de educación y de los recursos económicos para
salir a camino, pero en realidad no se ha caminado en esta dirección.
El PLD hoy se ha convertido en una organización
que solo recuerda medianamente a su militancia en tiempos electorales
porque necesita que ellos salgan a busquen los votos, pero luego cuando
transcurre el proceso y resultan vencedores del torneo electoral, el
golpeo, la dejadez y la burla se imponen en la cabeza de la mayoría de
sus líderes ubicados en el comité central y político, impidiendo desde
sus respectivas posiciones en el Estado que, quienes han realizado los
trabajos que han posibilitado los triunfos obtenidos en buena lid, le
den respuestas a las peticiones y pliegos de demandas que buscan
solucionar los inconvenientes surgidos en los barrios pobres de la
capital y el interior del país.
Esa actitud perversa, altanera y prepotente que
tienen los altos dirigentes del PLD y los funcionarios públicos del
gobierno, es la que ha permitido que el partido formado por el maestro
don Juan Bosch, pese haber ganado las elecciones, reduzca en el seno del
pueblo la popularidad y admiración que sentían los dominicanos por la
obra creado por Juan Bosch.
El PLD tiene ahora que entrar en contacto con sus
bases, creando una relación estrecha de empoderamiento a través de las
acciones sociales y económicas para que los organismos intermedios como
conocedores que son de los problemas y necesidades de los barrios,
resuelvan y mejoren las condiciones de vida de los sectores populares
que por muchos años han sido excluidos y relegados a estar en la
pobreza.
Si la organización morada no es capaz de hacer lo
que plateamos y al mismo tiempo renovar las estructuras de intermedios,
la votación del PLD en el 2016, aunque venga de nuevo como candidato
Leonel Fernández, será pírrica; lo que podría dar pies al surgimiento de
una nueva opción de poder en franco detrimento de la obra creada por el
insigne maestro del pueblo dominicano, Juan Bosch.
Creo pertinente advertirle al presidente electo
que asuma a partir del 16 de agosto, la tarea de entregarle a los
peledeístas, los poderes para que las soluciones lleguen realmente sin
pérdida de tiempo a quienes las necesiten sin tomar en cuenta el color
partidario.
Estoy seguro y consciente que Danilo Medina no
escatimara esfuerzo para hacer posible que continúe a pasos firmes, pero
con mayor equidad el progreso y desarrollo del pueblo dominicano.