or demogogia, hace decadas se instauró un
co-gobierno, donde la misma autoridad tenían los miembros elegidos al
Consejo
Universitario, al lado de los profesores, de los empleados y de
los estudiantes. De ese desorden no puede salir nada bueno.
Hoy en una universidad moderna los estudiantes
van a aprender. Cualquier otra atribución que se tomen, en desmedro de
sus buenas notas, significaría que serían puestos en la calle. Un
estudiante no está para cuestionar a profesores, faltarle el respeto e
inclusive desafiarlos a que se atrevan a ponerle malas notas. La UASD
hoy es tierra sin orden, donde impera la ley de los que tienen apoyo de
los grupitos organizados.
Los empleados hacen lo que les viene en gana. En
la UASD no hay un director departamental que se atreva a cancelar a un
empleado, porque entonces él tendría que ir a un Consejo de Facultad, o
al Consejo Universitario a “responder por su crimen”.
Los forjadores de los profesores universitarios en
chancletas y con un macuto al hombro, fueron los responsabels de este
desorden. Se quisieron apartar del profesor tradicional, de saco y
corbata, pero llevaron a la médula universitaria la anarquía sin fin.
Muchos de esos profesores emigraron, se enquistaron en otras
universidades e inclusive fueron de los cofundadores de una de las
mejores instituciones universitarias que hay en el país.
Hoy, ellos mismos reniegan de un nido de
estudiantes profesionales, donde el Presidente de la Federación de
Estudiantes Dominicanos, tiene 20 años cursando una carrera, y solo va
por el cuarto cuatrimestre-
El rector de la UASD pone orden o renuncia- La
UASD se moderniza o cierra sus puertas, pero no puede seguir siendo una
academia que esté de espaldas a las necesidades nacionales.
Es tarea primordial aplicar la baja estudiantil.
Todo estudiante que no reúna los requisitos debe ser despachado de la
UASD, porque no puede seguir comiendo el chao del comedor universitario
al medio día, por otros 20 años. Cuando se concluya la baja
estudiantil, hay que entrar en una revisión de los profesores. Hay
muchos que nunca han trabajado fuera de la UASD y tienen allí seguro un
empleo con mucho dinero, facilidades para adquirir vehículos, casas y la
pensión asegurada.
La UASD ahora mismo debe llevar a cabo las
modificaciones que hagan falta, y luego reabrir sus puertas. Es una
vergüenza nacional mantener esa antesala de desordenes y violaciones al
derecho al estudio de los dominicanos.
Que no se hable hoy de universidad comprometida
con los mejores intereses nacionales, que los burocratas que allí
pululan solo están comprometidos con su salario mensual, y los
estudiantes, con una anarquía que no los conducirá a ningún lado.
Vamos a establecer una univesidad académica,
dejando la actividad partidista a los grupos políticos y la anarquía a
los sindicatos de choferes. Comencemos con la baja estudiantil…