Despojarse
de mezquindad en este proceso electoral que casi culmina significa
felicitar a la dirigencia y militancia del Partido Revolucionario
Dominicano (PRD) que han luchado como titanes en un intento heroico por
retornar al poder, y han logrado mantener su candidatura por encima
del 40 por ciento, pese a Hipólito Mejía, a sus imprudencias, a sus
desconocimiento total de las cosas de Estado, a su irrespeto absoluto, a
su respuestas repentistas, a su incontinencia verbal, a su confusión
mental y a su vocación de humorista.
Unas 6 encuestas independientes y acreditadas que
han sido publicadas en los últimos días vaticinan la victoria de Danilo
Medina en la primera vuelta, y para entender cómo pudo Hipólito Mejía
pasar de tener unos 20 puntos por encima a estar entre 6 y 8 por debajo
del candidato del partido morado habría que analizar la génesis de su
postulación.
Un momento difícil para el gobierno debido al
control del gasto público a consecuencia de la firma con el Fondo
Monetario Internacional, la situación de indefinición a lo interno del
Partido de la Liberación Dominicana (PLD) cuando el presidente aún no
había dicho que no se repostularía y el país estaba en ascua ante una
posible candidatura de la doctora Margarita Cedeño, y la moda del “llegó
papá” que caló en el segmento de la juventud, hicieron posible que los
estrategas de Mejía fabricaran una burbuja que este ha ido
desvaneciendo con el tiempo.
Una victoria cuestionada por el sector de Miguel
Vargas Maldonado debió servir para que Hipólito Mejía iniciara una
cruzada en su partido de unificación y negociación con los grupos
desplazados, pero contrario a eso, envalentonado y borracho del triunfo
interno y el posicionamiento en las encuestas, cuando aún el PLD no
definía su situación interna, el llamado guapo de Gurabo menospreció
esas fuerzas argumentando que no las necesitaba.
La primera imprudencia de Mejía fue afirmar en un
círculo cerrado que a Vargas Maldonado le haría como a Hatuey Decamps,
que lo explotaría y lo sacaría del PRD, lo que en cosas de minutos le
llego como mensaje expreso al presidente de la organización.
Antes de ser proclamado de manera oficial,
Hipolíto Mejía se dedicó a organizar los comandos de campaña en todo el
territorio nacional, bajo la premisa que estaba 20 puntos por encima de
Danilo Medina y no necesitaba al presidente del PRD ni a su gente,
excluyó a los dirigentes que responden a Miguel Vargas, los que se
replegaron a sus casas no solo por este hecho, sino porque además en un
hecho sin precedentes de triunfo adelantado, fueron repartidos los
cargos en el Gobierno, dejando igualmente fuera a los derrotados
internos.
La seguridad del triunfo era tal, que varios de
los señalados para ocupar puestos de ministros se ausentaron del país a
realizar estudios de postgrado, argumentando que tenían que prepararse
para tener un buen desempeño una vez en el poder.
El tiempo pasó, y Danilo Medina, con la habilidad
que le caracteriza y ayudado por las imprudencias y amenazas de Mejía
en contra de funcionarios de la presente administración logró unificar a
todo el PLD alrededor de su candidatura e inició su ascenso en las
encuestas.
Los estrategas habían definido una campaña para
un candidato mudo, pero genio y figura hasta la sepultura, Hipólito
Mejía es incontenible, y no sólo ha tenido enfrentamientos duros con
sectores de la sociedad debido a su incontinencia verbal, sino que ha
seguido abriendo más las heridas de los miguelistas, y hasta la esposa
del presidente del PRD, Angelita García, ha recibido su tanda de
insultos en público y en privado.
Si todo sale como vaticinan las encuestas, y en
este país nunca ha habido sorpresa en un proceso electoral, Danilo
Medina será escogido presidente el próximo 20 de mayo, pero habrá que
felicitar a los militantes y dirigentes del PRD, que pese a Hipólito,
mantuvieron en más de un 40% al encargado de auto goles de esa
candidatura.
