“El que creyere… será salvo; mas el que no
creyere, será condenado” (Marcos 16:15). Jesús nació, murió y resucitó
por la humanidad.
Se está hablando de una recesión global en todos los medios de la comunicación masiva mundialmente con repercusión en la familia: padres e hijos están sufriendo de escasez. La Agencia de estadísticas laborales de los Estados Unidos, reporta que en el mes de noviembre del 2009, empleadores despidieron masivamente por grupos 1, 797 veces, envolviendo a más de 165, 346 trabajadores en esta nación desarrollada. ¿Quién saldrá a flote sobre esta ola de crisis?
Las tres categorías mayores
de recursos humanos según informa el Departamento de Labor de Estados
Unidos reporta descenso en cada una de ellas: (1) geográficamente, (2)
por ocupación y (3) por industria. Hay terror en todo el mundo por esta
recesión global. Tal parece que lo que sucede en Estados Unidos tiene
repercusión en el mundo entero.
Ahora
bien, aunque se reporta recesión, el sector de viviendas contribuyó
alrededor de $2.1 trillón a la economía nacional en el 2007, o sea 15%
de la actividad económica de la nación. La construcción de nuevas casas,
las hipotecas bancarias entre otras actividades relacionadas tales como
la creación laboral contribuyeron a los “Realtors.” Adicionalmente, la
industria de bienes raíces comerciales, que por cierto se expandió de
manera sólida en el 2007, contribuyó $483 billones a la economía
nacional. Por otro lado, las industrias de entretenimiento,
generalmente, reportan ganancias y la del sexo un crecimiento garrafal.
Parece que por causas depresivas la gente acude a estas actividades para
aliviar su pena que parece tomar preferencia sobre las
responsabilidades. Qué ironía cuando “el deber debe ser primero que el
placer si el placer ha de permanecer.” *1
La
Biblia habla de una viuda que prosperó en una ola de crisis que amenazó
contra su existencia y aun la de su único hijo en tiempos de sequía,
en una sociedad completamente agrícola. Lee como Dios la prosperó de una
manera peculiar, muy extraña:
1 Reyes 17:8-16 8 ¶ Vino luego a él (Profeta Elías) palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 10
Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta
de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y
él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un
vaso, para que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12
Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido;
solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en
una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y PREPARARLO PARA MI
Y PARA MI HIJO, PARA QUE LO COMAMOS, Y NOS DEJEMOS MORIR. 13
Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí
primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y
tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque
Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará,
ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga
llover sobre la faz de la tierra. 15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. 16 Y LA HARINA DE LA TINAJA NO ESCASEO, NI EL ACEITE MENGUO, CONFORME A LA PALABRA QUE JEHOVA HABIA DICHO POR ELIAS.
¿Cómo
salió esta viuda a flote en esta ola de crisis? Las tres acciones que
salvaron a esta viuda te pueden salvar a ti y aun prosperarte en esta
ola de crisis mundial:
Acción no. 1:
Oír la palabra de Dios: Aunque parece titubear inicialmente, la viuda
cedió a darle agua de beber y alimentos al Profeta aunque solo tenía
para ella y su hijo: “… y ahora recogía dos leños, para entrar y
prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos
morir (12).”
Acción No. 2:
Creer la palabra de Dios: Aunque solo tenía un puñado de harina y un
poquito de aceite, ella creyó lo que el profeta le prometió de parte de
Dios: “La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija
disminuirá…” (14b,c). La viuda se atrevió a darle al Profeta de beber y
comer exactamente en el orden que el pidió: “…pero hazme a mí primero
(13c).”
Acción No. 3:
Recibir la promesa de palabra de Dios: “Y la harina de la tinaja no
escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que
Jehová había dicho por Elías (16).”
¿Entendiste?
Esta viuda esta en el salón de la fama de la fe por su acción en medio
de la escasez. La gente de este tiempo será tentada a perder la fe,
muchos se ahogarán en esta ola de crisis. “Sin fe es imposible…” “…mas
el justo por su fe vivirá” (Hebreos11:6; Habacuc 2:4b). Si tu pones a
Dios primero, el te pone a ti primero. Tú nunca serás segundo. ¡Serás
prioridad de Dios!
Este
es el mismo principio para la salvación eterna, el cual debemos aplicar
en la ola de incredulidad y de dependencia humanista que define esta
generación. “El que creyere…
será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15).
Jesús nació, murió y resucitó por la humanidad. El que cree que El es el
Salvador, irá al cielo. El que no tenga fe y no lo reciba como el Hijo
de Dios que murió por nosotros, no gozará de Su promesa:
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2
EN LA CASA DE MI PADRE MUCHAS MORADAS HAY; si así no fuera, yo os lo
hubiera dicho; VOY PUES, PUES, A PREPARAR LUGAR PARA VOSOTROS. 3
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Jesús le dijo:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí” (Juan 14:1-3,6).
Dios
quiere bendecirte en esta ola de crisis. Como hizo la viuda, que creyó;
Dios quiere que tú también le creas. Dios te prosperará aun frente a
esta ola de crisis. El cuida de los que creen en El. Como si fuera poco,
Dios también está interesado en tu eternidad. El quiere que tú creas en
su Hijo y en Su sacrificio vicario. Invítalo a tu corazón ahora para
que tú también goces en el paraíso, en la morada celestial que El
preparó para ti.
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