Con la nueva escalada inflacionaria que ahora habrá de producirse en el país, debido a la voracidad impositiva gubernamental, injusta a todas luces, que se les quiere achacar a disposiciones emanadas de los prestamistas injerencistas del Norte (FMI) - como ellos son los que mandan aquí -, conjuntamente con el aumento abusivo de los beneficios en el negocio político-empresarial de la energía eléctrica que se dispuso (8%), para completar la debacle, ahora también se quiere eliminar el 10% que establece el Código de Trabajo dominicano, sobre el consumo en bares, hoteles y restaurantes, como forma de propina, en favor de los infelices mozos servidores en esos establecimientos comerciales.
¡Que bien!; como esos no tienen quien les defienda, y hay que complacer a los “patriotas” empresarios turísticos, para que puedan rebajar sus paquetes de negocios, y atraer una mayor cantidad de clientes a la nación, ¡es la forma más fácil de hacerlo, sin lesionar intereses poderosos!
La magnifica iniciativa sometida ante el Congreso Nacional, es del diputado por San Cristóbal (PLD), Nelson Guillen, según reseña de la prensa local: pues como los congresistas reciben jugosos salarios, dietas, y otros beneficios, como compensación por sus esporádicos trabajos, poco les importan las clases más bajas de la sociedad.
Debido a eso, se inclina este señor por la dañina alternativa, sin tomar en consideración que, una modificación de esa naturaleza a la legislación laboral vigente, vendría a reportar una disminución en los ingresos de ese laborioso sector de la economía, con la correspondiente pérdida de poder adquisitivo.
Y, ¿por qué ese diputado no plantea, y propone mejor, que ese 10% a dejar sin efecto, para favorecer a esos empresarios, le sea rebajado al ITBIS, en esa área específica, para que no sea la población, la que siempre tenga que continuar sacrificándose?
Sobre los recursos que genera el 10% de propina a los mozos y demás servidores de esas empresas, bien se conoce su utilización y destino, contrario a lo que ocurre con los provenientes del ITBIS, que en verdad no se sabe a dónde van a parar.
Lo que sí debería propugnarse con mayor voluntad es que, en realidad esos dineros sean entregados al personal de servicios en esos establecimientos, y que los empresarios dueños no se queden con los mismos, como de ordinario ocurre con mucha frecuencia.
Por otra parte, cabría destacar aquí que, el que determinados clientes traten de ser atentos con los meseros y demás personal que les sirve en esos sitios, dejándoles sumas adicionales, no se puede considerar como un tributo extra; ya que, amén de ser opcional esa actitud, con lo que normalmente se contribuye es con ínfimas sumas, que muy poco ayudan a satisfacer las necesidades de esos trabajadores.
Hay que tratar de no seguir sacrificando a los que menos pueden. Lo que sí continúa siendo un abuso estatal, es el tener que pagar un 16% de impuesto sobre lo que las personas coman o beban, para que un grupo de políticos en el poder disfruten de esos recursos también.
¿A quién es que representan los congresistas, al Gobierno, a los grupos empresariales, o al pueblo? ¡Que responda el que deba hacerlo!