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*EL AUTOR es periodista. Reside en Nueva York |
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sólo quieren las bases para usarlas y pisotearlas, no realmente para consultarlas y mucho menos para escucharlas y seguir su voluntad
Las bases no son más que instrumentos cíclicos para legitimar las grandes decisiones de los partidos. La despiertan cada cuatro de un largo sueño. Como ganado vacuno, las llevan a ejercer el voto para escoger candidatos, pura y simplemente, sin opinar nada sobre plataformas de gobierno, si es que las tienen.
Es la historia de todas las fuerzas políticas convertidas en maquinarias de poder. Las bases son para usarlas, pisarlas y seguir corriendo, como en cualquier torneo de beisbol.
El arte de manipular las bases es lo primero que aprende a dominar un lider diestro, avezado y mañoso. El político zorro sabe retorcer la voluntad de los votantes y llevarlos a las urnas con los ojos vendados.
Les someten a su consideración un listado de nombres, nada más. Nunca pueden opinar sobre la futura gestión de su líder, decidir libremente lo que desean desde el poder, el programa de gobierno.
Que es lo ideal. Gobernar con la linea programática aprobada por el partido, por sus bases, no por el capricho del hoy candidato y mañana Presidente.
Para que luego, desde el poder, no surjan las grandes sorpresas o decepciones, como está pasando ahora mismo con el Metro de Santo Domingo.
Las bases del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) nunca fueron consultadas sobre esta obra gigantezca. Quizás responsable de que se haya multiplicado la pobreza extrema en el país, producto de una política pública equivocada, clientelista, deslumbrante a los ojos de los más humildes.
La razón de que el gobierno del presidente Leonel Fernández incumpliera los Objetivos del Milenio, decretados por las Naciones Unidas (ONU), como fue reducir la pobreza extrema a la mitad en el 2016. Como lo alcanzaron otros países de América Latina: Venezuela y Brasil.
Jamás podía considerarse como una prioridad nacional edificar dos lineas del metro que han costado miles de millones de dólares y que no han resuelto la crisis del transporte del país, pero sí enriquecieron más algunos pocos, y dejaron más sumidos en la pobreza extrema a 1.5 millones de dominicanos.
Un país sin energía eléctrica resuelta, sin suficientes acueductos, sin agua potable limpia para evitar el desastre nacional del cólera que ha provocado miles de víctimas.
Pero ya tenemos dos Lineas de metro construídas a toda prisa y a destiempo, sacrificando la salud y la educación de los excluídos. Es muy probable que si las bases del PLD hubiesen sido consultadas previamente, los miles de millones que significaba construir esa obra monstruosa, que incrementó la deuda externa en más de US$20 mil millones de dólares, jamás la hubiesen aprobado.
Muy probablemente la mayoría de los dirigentes medios y altos del PLD conocieron los planes de esa obra através de la prensa. Nadie los consultó porque aquello fue un plan político secreto, concebido y diseñado en la sombra, para tomar el país de sorpresa.
Un verdadero asalto a mano armada. Una manipulación grosera de la voluntad popular.
Si hoy el gobierno incumple la ley que establece el 4% para la educación, eso es debido al Metro. Y si hoy tenemos un paquetazo fiscal que socavará mucho más los bolsillos de los más débiles y un presupuesto deficitario que obliga a renegociar acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) todo eso es debido a esa obra desproporcionada y descomunal.
Es una concebida más que todo para deslumbrar a los votantes como un instrumento político destinado al afianzamiento de la reelección y perpetuar en el Estado una maquinaria de poder.
Si eso fue con el Metro de Santo Domingo, que provocó los desequilibrios actuales en la economía, nadie podía esperar que con la politica neoliberal del Estado, la política macroeconómica global de la administración completa, podía ocurrir algo distinto.
El neoliberalismo como filosofía y política pública esencia y norte del gobierno, que promueve las riquezas arriba, sin importar los sufrimientos de la clase media ni de los sectores más empobrecidos abajo, solamente lo podía imponer el cerebro maestro del liderazgo peledeísta gobernante: el presidente Leonel Fernández. Trazando estrategias desde el poder, sin consultar las bases.
Como puede verse, desde arriba, se impone a los gobernados, políticas públicas que van en contra de sus propios intereses y de toda la Nación. Son políticas que solo sirven para viabilizar objetivos tácticos y estratégicos personales de los gobernantes de turno.
Por suerte, la presión pública derrotó la reelección y a sus desatinados impulsores.
En una democracia bien concebida, el poder de las bases es enorme. Ahí comienza a delinearse la forma, tamaño y estructura de cualquier gobierno.
Claro en una sociedad realmente democrática. No en la sociedad neotrujillista que impone políticas públicas a la mala, una dictadura disfrazada de democracia donde la maquinaria del partido –los jefes grandes-- lo manipulan todo, y hacen creer que fue la más legítima voluntad popular.
Uno de los puntos más importantes de las primarias de los partidos debería ser no solamente elegir candidatos, sino delinear programas de gobierno.
Establecer prioridades y obligar así al candidato presidencial a seguir lineas fundamentales, prioridades nacionales insoslayables, si gana el poder. Son decisiones plebiscitarias que valen más que una candidatura.
Pero quienes manipulan nuestra democracia, desde los partidos de gobierno y desde la oposición, sólo quieren las bases para usarlas y pisotearlas, no realmente para consultarlas y mucho menos para escucharlas y seguir su voluntad.
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