En la sociedad dominicana post Balaguer-Bosch, se ha dado un fenómeno de fijación aposentada en una claque de intelectuales y periodistas que no les perdonan al Presidente Leonel Fernández que los haya relegado y prácticamente sepultado en la práctica de un ejercicio periodístico-intelectual (¿?) de fusilamiento sumario de su obra de gobierno y de sus éxitos políticos. Tal empresa, ya es una Escuela: la Escuela de la fijación y la amargura.
Al frente del pelotón-escuela, está el vate Andrés L. Mateo. Completan el escuadrón: Ramón Colombo, Miguel Guerrero, Juan Bolívar Díaz, Hamlet Hermann y la periodista que duro 30 años disimulando su militancia perredeísta, hasta que un enfado (la ley sobre el aborto) la hizo confesar bando: al fin, perredeísta, Margarita Cordero. Por el gesto, aunque tarde, mi respeto.
Qué no le han dicho estos hacedores de opinión pública al Presidente. Nada han dejado a la imaginación. Y como toda escuela de esa calaña, los disparos no son al aire. Pluma en mano, se turnan y se reparten los insultos y las vejaciones: unos, los lunes, otros, los martes, y los demás, todos los días. Son productivos los muchachos, por ello sospecho que tanta dedicación y esmero no es de gratis. No son pendejos.
No olvidemos -por hacer un paralelismo- los paraguas amarillos, a propósito, ¿quién puso el dinero para los paraguas y la campaña del 4%? Todavía don Radhames Gómez Pepín está esperando la respuesta. El país, como el mundo, es una aldea, ¿o no?.
Estos hacedores de opinión pública (¿?), sin invertir esfuerzo, descrédito (porque los políticos son todos ladrones, en su diccionario), y lo más fácil, sin recoger firmas, ya tienen un partido político. Ese partido político se llama: Partido de la Fijación Dominicana (PJD), cuyo único lema, estatuto y programa se sintetiza en una frase de conjuro: “!Este país se jodió!”.
Ese partido político, como todo partido de oposición, celebra y apoya todo lo que huela a crítica al gobierno, pero, preferiblemente, las que van dirigidas al Presidente -en su mayoría de miembros del partido-escuela que regentean-, o las que esporádicamente una encuesta refleje, siempre y cuando, sea desfavorable para el mandatario, de lo contrario, hacen mutis, o lo mas recurrente en ellos, se amargan y deprimen.
El país debería -por su activismo político- exigirle a esos hacedores de opinión pública que se quiten la careta de seudos periodistas independientes, que asuman su partido-escuela electoralmente y que se postulen. Tal vez, ganen las próximas elecciones presidenciales (a propósito, ¿cuál de ellos sería el candidato: Hamlet, Colombo, o Miguel Guerrero?).
Que va, ése partido-escuela es de atajadera: son aliados estratégicos del PRD y de su candidato Hipólito. La excusa-fijación es Leonel; pero el objetivo es ostensible: volver a guisar con el PRD. ¡Vamos confiesen bandos!
