MAS HISTORIAS

Tuesday, February 22, 2011

Los brindis sin bebida


 

 






   3:41 PM -
Cuando se eleva la copa o el vaso y se formula un deseo, el contenido no puede ser agua, según las normas de cortesía. Tampoco es conveniente que la jaculatoria sea tan huera y alejada de la realidad que la haga imposible de cumplirse.  Viene esto a propósito de las declaraciones de Perfecto Acosta pidiendo el doble de pena para los inductores y ejecutores de la muerte por encargo. O sea, pasar de 30 a 60. De facto sería instaurar la cadena perpetúa.
De entrada no creo que el «One» esté de acuerdo con la propuesta, de la misma manera que no lo está en modificar el CPP para endurecer las penas a los menores que delinquen como si fueran adultos. No es progresista y Leonel Fernández está empeñado en conseguir la homologación internacional, a pesar que la realidad dominicana, para embridarla y llevarla hacia la normalidad social, implicaría adoptar medidas más coercitivas y tales acciones no parece que esté en los proyectos presidenciales. La legislación en ese sentido cada vez es más permisiva.
Por otra parte, asesinos por encargo lo hubo siempre y los habrá en el futuro. Forma parte de la condición humana, sobre todo en las sociedades no desarrolladas. No hay cultura del diálogo. Las disputas se dilucidan a disparos o bien mandando matar al agresor verbal. Sucede sin embargo ahora se publicitan más, tal vez porque se quiere tapar la realidad, desviando la atención de objetivo.  Todo surge a raíz de los muertos que le imputan a Figueroa Agosto, con más voluntad que acierto a mi juicio en la acusación. Antes se había hablado de los sicarios colombianos que nadie vio pero se decía que estaban en el país con el encargo de matar al senador Wilton Guerrero y al mayor general Rosado Mateo.
Los enfrentamientos entre bandas de delincuentes no son nuevos y ni siquiera parece que hayan aumentado. Entran en la lógica delincuencial. El pastel no da para repartir entre todos y la opción es eliminar. Y para ejecutar el encargo, siempre habrá personal dispuesto, porque la falta de educación, el no tener horizonte en la vida y sobre todo, la carencia de dinero para satisfacer las necesidades creadas, impulsa a muchos a vivir al margen de la ley.
No creo, sinceramente, que el aumento de las penas sea un factor determinante y disuasorio. En cambio, si se actuase sobre la educación, sobre los valores de convivencia y los jóvenes tuvieran una oportunidad laboral, quizá se conseguiría más. De hecho está demostrado que a mayor nivel de vida general, la delincuencia disminuye. Me parece que mientras no se luche contra los elementos que causan la marginación, el sicariato seguirá vigente, por muchos brindis que haga Perfecto Acosta.
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El Diario de Santo Domingo | Santo Domingo, Distrito Nacional, República Dominicana | 2010